miércoles, 15 de octubre de 2008

Cuenta la leyenda...

..que un hombre caminaba con gesto distraído por un bosque, en su rostro una leve sonrisa, parece que busca algo o alguien; pues ladea su cabeza de un lado a otro. Detrás de unos árboles asoma la cabeza de una niña morena, que no cesa de sonreír, mientras corretea alrededor del hombre, éste corre tras ella y ahora también se ríe, sin parar..,
En la siguiente escena nuestro hombre continua por el mismo bosque, camina con paso firme, rostro serio, pero está disfrutando del paseo. Un viento suave mueve las ramas de los eucaliptos.Le encanta escuchar el crujido de las hojas otoñales bajo sus pies, al tiempo que se recrea contemplando como una espesa niebla dota al paisaje de un aire misterioso. Continua caminando, tranquilo; las hojas, el viento... En la lejanía vislumbra algo brillante. Intrigado se acerca, es una gran laguna, se aproxima a la orilla; acaricia el agua con una mano, fresca y pura. Le apetece bañarse, a pesar de la estación del año en la que se encuentra. No se lo piensa, se desprende de sus ropas y desnudo se zambulle en el agua. Ahora se da cuenta de que el agua está más fría de lo que sintió antes, no le importa. Comienza a nadar, poco a poco el frío va desapareciendo... Sale del agua, se siente bien, muy bien. Su cabeza despejada, su cuerpo más ligero. Algo ha cambiado su alma. Se viste y retoma su camino y se dice a si mismo que con todo y con sus quebrantos podrá conseguirlo, puesto que cada día tiene una cita consigo mismo. Renovación. Serenidad.