viernes, 7 de agosto de 2009

" Bicicletas, moras y estrellas"

Algarabía de niños en bicicletas,

cuando el sol agosteño y perezoso cae,

corren apresurados con la urgencia de quien

llegará primero.

Y se detienen ante las polvorientas moras

que les saludan a lo largo del camino,

rapidamente y sin miedo, las limpian con sus

sucias manos, después de estar jugando durante

todo el día, las engullen,

parece que la carrera continua;

a ver cuantas se comen cada uno en el menor

tiempo posible.

Luego, extasiados descansan a la orilla

de un riachuelo,

observando en el letargo de la tarde

como el agua recorre su camino.

Introducen sus manos en la fresca agua,

algunos refrescan también sus pies,

en el sopor de la tarde y sin ser conscientes

disfrutan del remanso de paz que la naturaleza

les ha regalado.

Comienzan a gastarse bromas, rien, juegan,

se salpican gotas de agua, pequeñas, transparentes

que acarician su tostada piel.

El sol se va poniendo, es hora de partir,

retoman sus bicicletas,

en alguno de los niños, un hormigueo

en su interior les avisa del momento de la cena,

seguro que de postre; moras con azúcar.

Pues de entre ellos, el más pequeño y goloso,

recogió en una bolsa las suficientes.

Y en la medianoche, tirados sobre una sábana

desde el suelo, contemplan el cielo oscuro iluminados

por las estrellas.