martes, 27 de marzo de 2012

EN EL SILENCIO DEL BOSQUE

Quise dialogar con el silencio. Entonces éste me condujo al único lugar donde podía hablarme: el bosque. Me adentré y ascendí por el sendero lleno de hojas amarillentas que anunciaban la llegada del otoño.
Me encanta caminar y escuchar el continuo crujido de mis pasos al pisar las hojas que revolotean a mi alrededor. El silencio me sugirió que parase y escuchara.

¿ Por qué me has traido a este bosque?- Le pregunté.


No obtuve respuesta. Decidí escuchar. Cerré los ojos. Oí el rumor del viento entre las ramas de los álamos, el piar de los pájaros, sentí los rayos del sol acariciando mis mejillas, abrí los ojos y contemplé todo lo que me rodeaba, parecía que el bosque me abrazara, quisiera detener el tiempo y contarme antiguas historias. Me habló de cada una de las personas que habían paseado por entre sus árboles a lo largo de los siglos. Fue maravilloso. Sentí que me sonreía.

Miro mis manos y son ramas, mi piel corteza. Y sé que ahora que he muerto formaré parte eterna de este paisaje.

viernes, 6 de mayo de 2011

TOCANDO EL ALMA...

Hay canciones que te reconcilian con la humanidad. Puedes tener un dia no muy bueno, un dia casi nefasto, pero a veces cuando llegas a casa y pones una determinada canción, cierta melodia, pues ya está, ya te han tocando el alma, y entonces poco a poco va entrando en tu interior una lucecita que sin palabras te cuenta, te dice, te hace saber que nada es tan importante, ni tan grave, ni tan serio como para dedicarle tanto interés a ese mal dia que tuviste, y aunque exteriormente nada cambió, en tu alma otra mirada sobre todo lo que te rodea, sobre tu mundo aparece, llenándote de paz y nada ya es tan complejo. Cambió pues tu mirada. ¿ Porqué somos tan serios? Si la vida pasa tan tan rápida. Malgastamos tanta energía en quejarnos de todo. Y no nos damos cuenta de cada momento es una invitación a tomar consciencia de valorar lo que somos, del mundo que nos rodea.


Si, a pesar de que a veces la vida nos da una buena patada y que nos puede producir tristeza, también es una oportunidad para querer y aceptar lo que nos pasa, todo cuanto nos rodea, y si cuesta, pero la vida muchas veces viene cargada de regalos, que ni vemos, ni sentimos, somos ciegos sin olfato que caminamos sin ver ni oir lo que nos sale al paso, en el dia a dia, y solo nos quedamos con el bonito envoltorio..., ¿ por qué no pararnos y oler el alma?, ¿ por qué no detenernos y contemplar el color del alma?, un dia puede ser azul, quizá un intenso violeta o quizá un delicado color....,?


¿ Por qué no atrevernos y besar la vida? Por qué no dejarnos tocar por esa canción que nos despierta de nuestra sinrazón para amarnos mejor, para amar la vida? Quizás entonces rozaremos aquello que amaron los sabios, aquellos que amaron y supieron amar la vida desde la sencillez, desde lo pequeño de cada dia y por supuesto acompañados de una serena sonrisa, ¿ porque no repartir alegría al dia desde el corazón, desde esa lección aprendida, de la patada que a veces nos da el dia pero porqué nos va a impedir que nos reconciliemos con el mundo, si quizás sea el impulso que nos conduzca a navegar por nuestro interior de sombras lleno y nos libere de ellas...,y así entonces, tal vez sea tu mirada distinta. La vida está llena de sabios, de ángeles que nos enseñan a tocar el cielo, a saber donde estamos, a que nuestro peregrinar por este nuestro mundo sea más divertido, más llano, y que la alegria y humor es una condición inherente en este caminar, porque ellos siempre sonríen.






¿ Conocéis un canción llamada " Caruso", seguro que si, existen varias versiones cantadas por Pavarotti, Ana belén, Andrea Bocelli y también por su autor Lucio Dalla, la historia es preciosa. El autor dedicó esta canción a Caruso, que estuvo en Sorrento y que le impresionó esta ciudad,donde vivió parece ser los últimos dos meses de su vida, y enfermo le cantó a una joven de la que estaba enamorado... Os invito a que indaguéis por internet para conocer el resto de la historia, que parece ser que le sirvió a Lucio Dalla de inspiración para escribir la canción "Caruso" que a mi me toca el alma. Asi como probéis a escucharla, es bellisima.

sábado, 26 de marzo de 2011

SOBRE LA MUERTE Y LA BREVEDAD DE LA VIDA

Y sinceramente creo que apenas meditamos sobre ello. Hace poco leí un artículo de Paulo Coelho en el que hablaba de la muerte. Mencionaba una frase de un brujo que decía: “ ten la muerte sentada a tu lado”, y me encantó. Me hizo comprender que es mejor tener a la muerte como amiga, que pensar que es algo ajeno, y muy lejano. ¿ Por qué vivimos el día a dia como si fueramos eternos?. Pensamos que nos dará tiempo a todo, pero no es así. A mi personalmente los años cada vez se me pasan más rápido, lo que me hace plantearme que he de pararme más y valorar cada dia. ¿ Por qué no atrevernos a vivir cada momento del dia con más conciencia? Conciencia para caer en la cuenta de que todo lo que tengamos que hacer cada dia se puede hacer con una actitud muy diferente. A veces, parecemos autómatas. Subimos en el autobús, hacemos la compra, vamos al médico, los quehaceres de la casa, las tareas en el trabajo...,sin pensar que el tiempo no se detiene. Lo que quiero decir e intentar trasmitir es que podriamos disfrutar cada dia y no lo hacemos. Sinceramente no estoy diciendo nada que no sepamos, que no lo hayamos leído o escuchado antes y sin embargo necesitamos de esas noticias tremendas de cualquier telediario en las que se muestran la crudeza de la muerte y el dolor que causa en cientos de personas, para que despertemos y aún asi pienso ¿despiertos?, no, estamos dormidos, muy dormidos.

Deberiamos sonreír más y llorar de alegría. Reir más con aquellos con los que nos divertimos, pasar más tiempo cuidando de nuestros mayores o de aquellos que nos pueden necesitar, dar más tiempo a nuestros hijos, estar más tiempo con ellos, creo que nunca es suficiente, dedicarnos más tiempo, a estar a solas con nosotros mismos, que no lo hacemos o apenas. Sonreir al miedo y decirle que no nos detendrá, hemos de ser valerosos porque a pesar de que unos se irán, no hemos de apegarnos más que a la vida, y recordad y esbozar una sonrisa cuando nos acordemos de aquel que marchó y aunque nos deje tristes, porque nosotros también marcharemos. Poder dedicarles esa sonrisa desde el corazón. A mi me gustaría que me recordaran con una sonrisa. Una vez me dijeron que era aparecer yo y la otra persona no podia más que sonreir, ¿no os parece hermoso? Ay si pudiera reir cada dia y cada dia más. Si, dedicar más tiempo para con la gente que queremos, hacer algo creativo, lo que sea. Pero tened una actitud positiva, porque llama a la felicidad, a la paz interior, a la calma y al equilibrio. Y a pesar de que se necesita de mucha humildad para disponer de esta actitud pienso que si aprendemos a reirnos de nosotros mismos, la vida fluirá y con ello todo lo demás. Y asi “ teniendo la muerte sentada a nuestro lado ”, valoraremos más la vida que tenemos, ¿ qué tenemos?

viernes, 3 de diciembre de 2010

El parque

Es más de medianoche, y como todos los días a estas horas, busco desesperadamente un sitio para aparcar mi coche, el gran problema de las ciudades masificadas de vehículos.

Lo primero que siempre hago es mirar, por si acaso en la misma calle donde vivo, aunque sin esperanza, nada, a estas horas nunca encuentro. Y continuo buscando. La segunda calle a la derecha, la siguiente a la izquierda, ladeo mi cabeza buscando un hueco libre, todo lleno. Siempre descarto dejar el coche cerca del cementerio, y no por miedo a los que descansan en paz, sino que al día siguiente me da mucha pereza ir a por él, está algo lejos. Pero no me incomoda dejarlo allí y tampoco me inquieta tener un camposanto cerca. A veces pienso que me ayuda a tener mayor conciencia de que no soy eterna, que la vida es muy breve, que hemos de aprovechar y disfrutar más el presente. Sinceramente creo que apenas meditamos sobre ello.

Comienzo a impacientarme, no hay forma de encontrar un lugar para mi coche. Y eso que es pequeño. Solo me quedan dos calles donde mirar y una de ellas siempre la quiero evitar. Me aproximo a la zona donde está el mercado. Tampoco tengo suerte.

Entro en la calle en la que casi siempre encuentro un sitio pero que siempre rehuyo. No me gusta, me da miedo. Es una calle larga, en la que caben muchos coches, en un lado de la acera hay casas adosadas con sus respectivos vados, ahi no se puede. Al otro lado un parque con dos puertas enrejadas que cierran al caer la tarde. En esta acera es donde aparcamos los coches. Este parque siempre me ha parecido desolado, a pesar de que en su parte central hay columpios bien cuidados en los que juegan los niños ajenos al ambiente fastamal que trasmite por la noche. Creo que la causa se debe a sus árboles, esbeltos, frondosos pero con un aire de misterio. Pero por fín aquí encuentro sitio, el cansancio vence al miedo y aparco. Entonces al aparcar el coche, cierro la puerta, a mis espaldas el parque, me giro totalmente y me detengo un instante y lo observo. Percibo como el viento se pasea entre las hojas de los árboles, con un rumor que a mi me produce escalofríos. En ese momento, me doy cuenta que fuera del parque donde yo me encuentro no se mueve nada, nada de aire, una noche en calma, ni un pelo de mi cabeza danza al viento, solo existe en el interior del parque. Hay un ciprés, solo uno, los demás son álamos, parece que me mire fijamente, que quiera susurrarme algo. Otro escalofrío recorre mi cuerpo. Como he dicho una noche en calma, ya terminó el verano, ya pasaron las noches sofocantes, ahora se puede pasear a gusto por las calles.

A mi alrededor ni un alma. Miro mi reloj, más de la una de la madrugada. ¿Cómo se me ha hecho tan tarde? El ciprés sigue mirándome. Me pregunto si querrá contarme algún secreto, alguna historia antigua vivida en el parque. Silencio. Siento una desazón en mi ser, estoy inquieta. Presiento que va a ocurrir algo. Detengo mi mirada en la tenue luz de una farola. A pesar de que el parque tiene cinco farolas solo hay dos encendidas. Una de ellas comienza a tintenear, termina por fundirse. Solo queda una farola iluminando el parque, no es suficiente. Vislumbro como sombras entre los árboles. Es mi imaginación o quiza me falle la vista, el cansancio del día, la tenue luz, el rumor del viento. Comienzo a tener miedo. Decido irme. Es muy tarde. Silencio.

Ladeo mi cuerpo hacia el coche, comprobando que he cerrado bien la puerta. Vuelvo a mirar el ciprés, sigue ahí, moviendo sus ramas por el vaivén del viento, me mira, le miro. Miro de soslayo sintiendo que algo que se mueve en el pasillo de la entrada del parque, la puerta enrejada, me doy la vuelta completamente apoyada sobre la puerta del coche. Y veo una presencia, una nebulosa camina languidamente por el pasillo central, que conduce a hacia la puerta principal donde yo me encuentro. Parece que va flotando sin llegar tocar el suelo. En este momento me viene a la mente los programas de radio de misterio que de jovencita solia escuchar con mi hermano, en los que disfrutábamos muchisimo y nunca nos causaron miedo sino curiosidad. Nunca fuimos niños miedosos.

Distingo que la nebulosa es una figura femenina, de ademanes suaves y distinguidos, se acerca hacia la puerta, entonces detecta mi presencia, yo no puedo mover ni un dedo, estoy petrificada. La puerta aunque cerrada, es atravesada por este ser fantamal, sus fuertes barrotes no oponen resistencia. Se acerca y a un metro de mi levanta un brazo, su mano delicada me señala hacia el parque y me dice: “ en otro tiempo aquí pasaron cosas horribles, este parque era el jardín de un antiguo palacio, en el que al atardecer se celebraban fiestas alegres e inocentes, a las que acudían jóvenes del pueblo, eran tiempos hermosos y felices, pero una noche ocurrió algo espantoso, de madrugada y sin avisar un hombre se presentó, decía que era un caballero de la edad media y que estaba atrapado en un tiempo que no le pertenecía, le acompañaba otro hombre, vestido con un hábito de monje, pero no lo era, era el demonio...”, quise hablarle, preguntarle, no pude, mi voz acallada por el miedo no pudo ni esbozar una palabra. La dama fantasmal se acercó aún más y más, si hubiera sido real, hubiera sentido su aliento, comencé a temblar por la proximidad de este ser, quiso poner su mano en mi hombro, lo hizo, pero yo no pude sentirlo y dijo: “ no aparques nunca por aquí, este lugar le pertenece, sobretodo en las noches en las que luna mengua y jamás lo hagas la noche donde los muertos salen de sus tumbas para unirse a los vivos y seducir a alguna alma inocente, quiza la tuya, márchate, rápido ”.

No pude moverme, hasta que no desapareció no pude dar un paso. Volvía a casa, pensando, preguntándome si esta visión había sido real, o fruto de mi cansancio, de la desesperación de buscar un sitio, de mi alocada imaginación, comencé a serenarme, sonreí, riéndome de mi misma. Cuando de repente, sentí que alguien me tocaba en la espalda, me giré, el miedo volvió, mi corazón se aceleró, y entonces vi algo que jamás olvidaré, enfrente de mi un monje que no era un monje y su rostro era una calabaza encendida que reía, ojos rojos que anunciaban mi muerte.

El diablo robó mi alma y ahora vago sin rumbo cada noche, con la esperanza de encontrar almas que puedan librarse de este mal que me aflige y tortura, pero nadie me ve, nadie me oye, y sé que el diablo volverá en esas noches en las que los muertos salen de sus tumbas para unirse a los vivos y seducir alguna alma inocente..., quizá la próxima sea la tuya, pero a nadie puedo salvar, pues no tengo alma, como aquel caballero de la edad media, deambulo sin alma, sin alma en la oscuridad.

domingo, 3 de octubre de 2010

" EL CORAZÓN TIENE RAZONES QUE LA MENTE NO ENTIENDE ", de Pascal

Y me encanta porque la mente siempre quiere razonar, encontrar alguna explicación, hablar de estadisticas, dialogar, quiere ser lógica, tantas cosas, pero después llega alguien que es más fuerte que
ella: EL AMOR.

El Amor es fuerte, una eclosión, como una tormenta de verano que comienza de repente, cambia la climatología, transformando todo, es un viento violento que lo arrasa todo por donde pasa, es un sol de primavera, limpio, transparente, lleno de vida que consigue k todas las flores le den la bienvenida a la mañana y éstas calidamente dirigen sus pétalos y hojas en dirección a sus rayos. Es, es el amor indefinible, pues está loco y la razón no puede competir con esta locura,
porque el amor quiere amar, sentir, enamorarse más de si mismo, si cabe, pasional, arrebatador, podría
seguir y seguir, pero es que ante el amor a la razón solo queda que retirarse y decir:

chapeau!, porque el amor quiere ¡¡¡ VIVIR !!!

Y si, el amor resulta cursi, a veces, o quizá siempre aunque necesario para entre los mortales,
¿ no?

lunes, 12 de abril de 2010

Ángeles terrenales

Sobre los ángeles terrenales, ¿los conocéis?
Yo si, y os hablaré de ellos.
Son aquellas personas que están siempre y no siempre las vemos, porque andamos por la vida sin sentirlos, ni verlos, no detectamos su presencia, pero os aseguro que si existen, y son sensibles a tu dolor, a nuestras preocupaciones y sentimientos, y como van disfrazados de personas como nosotros no reparamos en ellos. Estad atentos y avisadme si véis o conocéis alguno, asi de entrada, puedo deciros que durante mi vida he conocido a dos..,y espero conocer a más.
Os diré una cosa más, tienen un humor extraño, a pesar de las dificultades siempre tenían una sonrisa, es como si tuviesen la certeza interior, la convicción de que nada que te ocurra, que vivas, lo que sea, imagina lo que quieras, puede mantenerte estático, o apartado en un rincón, apalancado en tu cueva interior luchando contra tus propios demonios, saben que el pasado si tu quieres, no puede hacerte daño, que el futuro no puede o no debe condicionarte, saben que has de cruzar siempre a la otra orilla y que la vida es actitud y presente, solo presente y ahí está la sabiduria, porque los ángeles de los que hablo son sabios de la vida.
¿He dicho que he conocido a dos? No, no, si me pongo a recordar me he cruzado con alguno más, pero claro, ya os dije son escurridizos y cualquier encuentro que se tenga con ellos es tan breve
que no estás lo suficientemente alerta para caer en la cuenta o pensar que has tenido un ángel delante de tus ojos. ¡ Y es que van disfrazados!, no quieren que les reconozcamos. Pero os diré que son calmados, sonríen desde dentro, sus movimientos y ademanes también son relajados, no tienen prisa, pues saben que son eternos, y que tu si quieres también puedes serlo y una cosa más, siendo los mismos cambian de aspecto pero su mirada no engaña, así que estad alerta y si os encontráis con uno de ellos contadlo.., y bueno estos son los ángeles humanos, de los que yo quería hablaros es de otro tipo de ángeles, pero hablaré de ellos otro día..,solo deciros que de esos también he visto alguno, de momento pensad cuales son..,

martes, 23 de marzo de 2010

" Carta a mi dulce Lucía"

En las noches más silenciosas que pasé en mi antigua casa, ahora
en ruinas a causa de aquel terrible incendio, pienso que fueron maravillosas. Pues cuando tú, Lucía te alejabas yo sonreía, evocando esas veladas de momentos de alegría, de complicidad, de miradas llenas de entusiasmo, a veces también ¿por qué no?, de conversaciones con tintes de tristeza. Y es que Lucía la vida también tiene esos momentos de amargura que nos hacen valorar más las maravillas que nos trae, en ocasiones la vida. Y así pasábamos aquellas veladas de las que tanto aprendí y entre bebidas calientes, si ¿no recuerdas?, en mi vieja casa siempre hacía frío, a pesar de que nos encontrábamos en primavera. Como te decía, entre bebidas calientes, el humo de tus cigarros y la tenue luz de las velas nuestros corazones se acercaban más, viajando hacia ese lugar donde las palabras quedan grabadas en el alma, sabiendo que ninguna tormenta se llevará lo vivido, que nada podrá morir cuando permitimos que la vida nos embriague, nos zarandee y al mismo tiempo dejamos que cada uno seamos isla y así te sueño, con la certeza de que en nuestro próximo encuentro brindemos por las viejas historias, por los recuerdos de un país lejano, el tuyo, y por el abrazo de la amistad que desea seguir aprendiendo, dejándose tocar por el milagro de la vida.
Mi dulce Lucía, anhelo tu regreso, para enseñarte mi casa ya restaurada que espera ser habitada, y en la noche escuchar el sonido del silencio.