martes, 23 de marzo de 2010

" Carta a mi dulce Lucía"

En las noches más silenciosas que pasé en mi antigua casa, ahora
en ruinas a causa de aquel terrible incendio, pienso que fueron maravillosas. Pues cuando tú, Lucía te alejabas yo sonreía, evocando esas veladas de momentos de alegría, de complicidad, de miradas llenas de entusiasmo, a veces también ¿por qué no?, de conversaciones con tintes de tristeza. Y es que Lucía la vida también tiene esos momentos de amargura que nos hacen valorar más las maravillas que nos trae, en ocasiones la vida. Y así pasábamos aquellas veladas de las que tanto aprendí y entre bebidas calientes, si ¿no recuerdas?, en mi vieja casa siempre hacía frío, a pesar de que nos encontrábamos en primavera. Como te decía, entre bebidas calientes, el humo de tus cigarros y la tenue luz de las velas nuestros corazones se acercaban más, viajando hacia ese lugar donde las palabras quedan grabadas en el alma, sabiendo que ninguna tormenta se llevará lo vivido, que nada podrá morir cuando permitimos que la vida nos embriague, nos zarandee y al mismo tiempo dejamos que cada uno seamos isla y así te sueño, con la certeza de que en nuestro próximo encuentro brindemos por las viejas historias, por los recuerdos de un país lejano, el tuyo, y por el abrazo de la amistad que desea seguir aprendiendo, dejándose tocar por el milagro de la vida.
Mi dulce Lucía, anhelo tu regreso, para enseñarte mi casa ya restaurada que espera ser habitada, y en la noche escuchar el sonido del silencio.

" No me digas..."

No me digas que estabas enamorado durante un año de una persona y ella no lo sabe y tu te sentías desdichado, porque te diré que eres un hombre afortunado.
No me digas que en ocasiones te desesperabas por ese amor no correspondido, porque pienso que lo que trae el amor es un gran regalo. Porque te diré que es más importante en la vida el hecho de que tu corazón pueda amar y pueda sentir ese amor, aunque sólo sea una vez, que la desgracia o ignorancia de no saber lo que un corazón henchido de amor por otra persona, pueda llegar a experimentar.
No, no me digas que te causa tristeza este amor desafortunado. Porque entonces te contaré una historia de un viejo amigo mío, que a veces se permite abrirme su corazón y yo ser su más íntimo confidente.
Este amigo anda enamorado de una joven 1753 dias, o lo que es lo mismo; 4 años, 9 meses y 21 días. Y se siente el hombre más afortunado del mundo. Pues a pesar de que como tu, no es correspondido, descubrió que este amor que le trae loco, le rescató de una vida miserable, pues nunca antes se sintió tan vivo. Se dio cuenta que tenía un corazón frío, oscuro y sin saberlo, muerto.
Me contó que, desde que siente y sabe de este amor, le cambió su mirada sobre el mundo, tanto es así que se siente hombre nuevo. Su mirada ahora limpia, le permite maravillarse ante una noche estrellada, y embelesarse con el fulgor de las estrellas.., ahora se enternece con el crepúsculo de un atardecer, así como la sonrisa espontánea de un niño le produce un cosquilleo en su interior. Si, mi amigo ahora es un nuevo hombre, y es que su corazón está henchido de amor. Y a pesar de que su amor no es correspondido, ama tanto a su amada que ya no le causa dolor no ser querido por ella, pues sabe que el amor es libre y libertad quiere, por eso comprende que su enamorada sea feliz con otro y lo respeta.
Verdad es que, a veces le aparecía su ser emocional, más humano y se enojaba, pero como mi amigo es un hombre de fe, entonces se bajaba hasta la playa y en la orilla entre paseos y disquisiciones con su dios le preguntaba: “ - Pero, ¿a que tanto amor por esta criatura?” Silencio era su respuesta. Su dios no le contestaba. Otras, le sonreía, y él, pacientemente esperaba una respuesta. Sabía que se la daría cuando él estuviera preparado para escucharla. Y así fue.
Pero antes te contaré que hace mucho, mucho tiempo vivió un hombre que murió crucificado por el amor de todos los hombres. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único hijo”. Y entonces, en otra ocasión su interior más visceral volvió a rebelarse. Bajó al atardecer a su playa y dialogando con su dios volvió a preguntarle. “- Señor, yo te amo, pero a veces me resulta muy difícil aceptar este amor tan fuerte y no ser correspondido, no entiendo...”
-“Sé lo que te cuesta, hijo mío, pero así sabrás cuanto amor tengo por cada uno de vosotros, lo que tú sientes es sólo el principio del principio de hasta el infinito de lo que yo amo a cada uno de los hombres”- Le contestó su dios.
Y mi viejo amigo que amaba a su dios ya no volvió a preguntarse nada, ni su ser más emocional volvió a rebelarse. Desde entonces, mi amigo sigue al caer la tarde paseando y sonriente dialogando con su dios por la orilla de su playa. Y ya solo le ruega al anochecer que le regale un día más para poder ver a su enamorada, porque no te dije que todos los días se encuentran, sus vidas están unidas pero sus corazones, de momento, separados. Y a pesar de que todos los días hablan y él sueña con acariciar sus cabellos o cogerle de la mano, su corazón calla y nada confiesa.
Y no me digas que esta historia es triste, porque a mi no me lo parece y si una bella y hermosa historia de amor. Y aunque me gustaría decirte que esta historia tiene un final solo puedo contar la verdad, y nadie sabe como terminará, que al final es lo más importante.